— Fue un error, me traiciónó la lengua, no tendría que haberlo dicho...
— Bueno, pero lo dijo. ¿De Carrió hablaba?
— No querido, si me referiría (sic) a ella, diría "la gorda loca" ¿mentiende?
— Ah. Quizás, entonces, hablaba de la intelectualidad de izquierda del país...
— Tampiojo. En ese caso habría dicho (sic) "la tilingada loca" ¿sedacuenta?
— Hmm. Intento. ¿Quizás hablaba de la dirigencia de los partidos de izquierda...?
— Frío, mi querido. Porque de ser así, los mencionaba como "la minoría loca". ¿Manya?
— Ya quisiera... me rindo. ¿De quién hablaba, por la memoria de Lorenzo Miguel, Vandor y Alberto Triacca?
— ¡Ah, esa sí que es la Santísima Trinidá! ¡Me prosterno en su memoria, y que Satanás los esté tratando como a los reyes que eran! ¡Amén y aleluya!
— Bueno, ¿me va a contestar o no? ¿De quién hablaba cuando dijo la "zurda loca manejada desde afuera"?
— Me traicionó el inconsciente, mire... Me sescapó...
— Ahá, pero ¿en quién pensaba...?
— ¿No se lo va a decir a nadie?
— Entre usté yo, Burocratti... De mi féisbuc no sale.
— Bueno, entonces deduzca... Mujer, zurda, loca, la manejan de afuera...
— ¿De afuera de dónde, del exterior?
— No, de afuera de su casa... Si le digo no tiene gracia...
— No puede ser ¿no me diga que...?
— Sí.
— ¿De afuera de la Casa...?
— Si.
— ¿...Rosada?
— Sí. ¡Imperdonable lo mío! Con todo lo que esta montonera nos ha dado ¡a mí va y se me escapa eso! No, si soy un otario... El Hugo no me lo va a perdonar nunca... ¿Me promete que no se lo dice a nadie, no?
— Tranquilo, Burocratti... Ya le dije. De mi féisbuc no sale.
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